Y la mira así, con mucha atención, como si fuese la musa de una de sus canciones, esperando un mundo de ella. Esperando que sea su revolución. La revolución de libros y flores, de dignidad. Esa revolución sin balas a la que le canta con los ojos un poquito cerrados porque le ayuda a creer.
Ella no se asusta porque no le entiende, no entiende que siempre va a esperar más de ella de lo que puede dar. De lo que puede entender. Y sonríe, sonríe mucho. Se queda con los 'te quiero, rubia', nunca escucha los suspiros entre estrofa y estrofa.
Ella no se asusta porque no le entiende, no entiende que siempre va a esperar más de ella de lo que puede dar. De lo que puede entender. Y sonríe, sonríe mucho. Se queda con los 'te quiero, rubia', nunca escucha los suspiros entre estrofa y estrofa.
1 comentario:
Ojos que no ven...
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