"Mientras ustedes no sean dueños de su alma, no lo serán de la mía."

Te voy a exorcizar.

sábado, 25 de agosto de 2012

V

El chico-gato le escribió una canción que hablaba de sirenas efímeras y niños perdidos que lloraban porque querían salvar el mundo y no se aclaraban para salvarse a sí mismos. Al día siguiente, se emborracharon en el garito más oscuro de Tribunal con el garrafón más letal de Madrid y cantaron a voces canciones de esas que no duelen hasta que el dueño les dijo que estaba harto de artistuchos rotos y que se fueran a dormirla a casa. Entonces cantaron canciones de las que sí duelen de vuelta a casa o a ninguna parte, abrazados, llorando a ratos, riendo siempre y jurándose amistad, prometiendo que se iban a cuidar el uno al otro de "esas zorras".

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