Me miras desde detrás de la nube de humo que te acompaña a todas partes, no puedo querer, dices como si nada importara y todo diera igual y sabes, tú siempre lo sabes, que voy a tararear simpathy for the devil y a dedicarte una sonrisa sin compasión, pobre niño sin corazón.
Al final te quitas las gafas, me pasas el ron y miras directo, sin cristales ahumados ni muecas de donjuán, sólo con la guitarra como escudo, porque eres exactamente eso: un crío sin corazón. Asustado de no ser como se supone que deberías. No quiero a nadie. Y bebes un trago infinito, uno de esos que a veces intento imitar. ¿Y qué?
Tú quieres. A mi o bueno... a ese capullo con gafas, ¿por qué no a mi? Un crío que juega a ser un monstruo grande y terrorífico. No tienes corazón.
Sonríes salvaje y rasgueas la guitarra, las gafas vuelven a taparte los ojos. Suena somewhere over the rainbow.
Sigue las baldosas amarillas. Tal vez te acompañe, necesito zapatos nuevos.
1 comentario:
siempre he admirado a ese tipo que describes, como si puediera generalizarlo; pero también me da pena... es blanco y negro a la vez (no sé explicarme!)
cuando estoy vegetativo hay dos canciones que reactivan: my generation con patti smith y animal nitrate de suede ; ) aunque los ramones siempre ayudan!
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