"Mientras ustedes no sean dueños de su alma, no lo serán de la mía."

Te voy a exorcizar.

lunes, 16 de agosto de 2010

De bajistas y otros animales de circo.

No es un espejismo, c'est moi, blogsfera, c'est moi. Ya sé que llevaba años luz sin actualizar, pero me estoy tomando las vacaciones como vacaciones absolutas...
Hoy traigo un relato/parodia sobre el bajista de Interpol, que es un grupo que no conozco demasiado(salvo las típicas canciones, you know)pero como la filosofía de este blog es habla primero y luego piensa, habrá que hacerle honor... ¿Qué os parece el uso de la segunda persona?
Viene a cuento de que el señor Carlos D ha dejado el grupo porque "ya no le gusta tocar el bajo". A buenas horas mangas verdes, que diría mi abuela. En fin, que no tiene mucho sentido si estás al margen de las bromas a costa del pobre hombre. Si lo estás puede que tampoco. No sé, juzgad vosotros. Se titula:
-No me gusta tocar el bajo-

Un día te levantas con el tiempo justo para ir al local de ensayo y el despertador suena peor que nunca, peor que cuando Dan intentó tocar aquella canción con más de tres acordes e incluso peor que cuando lo intentó Paul. El café sabe a pocas horas de sueño y los gritos de Dan si vuelves a llegar tarde.
Al principio crees que es porque aún estás un poco dormido, pero claro, tres horas después empiezas a alarmarte. No puede ser que Nueva York parezca tan gris.
Los ensayos se vuelven una tortura sutil, antes era fácil ignorar al idiota de Dan, ahora sus órdenes se cuelan entre los gritos agónicos de tu instrumento. Eres el mejor músico del grupo(no es arrogancia, es sinceridad)y por eso sólo tú notas que algo está mal contigo, con tu bajo. Aunque tal vez sea lo mismo que hace que los colorines de Nueva York hayan decidido vestirse del gris plomizo que siempre pensaste que debería ser el color del luto. Pasan semanas sin que sepas quién ha muerto.
Los conciertos se convierten en una rutina insoportable, sabes exactamente en qué punto de la canción se va a equivocar Dan, dónde va a desafinar Paul y en qué canción va a perder el ritmo Sam. Nunca ha sido un gran batería, Greg era mil veces mejor. Las fans siguen tan entregadas como siempre, pero oyes sus gritos con indiferencia, desde la distancia, como si la cosa no fuera contigo. Sales del escenario y esperáis para el bis, es la primera vez en tu vida que desearías que nadie lo pidiera, pero lo piden, claro. Sois Interpol y tocáis vuestro bis, incluso un bonus track, Evil a mucha más velocidad que en el disco, casi sonáis a punk del de verdad y ni siquiera sonríes con el asombro en las caras de la gente(fue idea tuya)porque es una canción triste y no le pega la alegría gamberra del nuevo ritmo, la sonrisa con la que Paul pronuncia Rooooosemary. Es divertido, pero te aburres como en un concierto de Joan Baez. En ese momento te das cuenta de por quién guarda luto Nueva York.
Ese día vuelves a casa en metro, vives a sólo una estación y no te apetece aguantar a nadie, ni siquiera prestas atención a una ofendida Sandy(pelirroja, ojos verdes, asombrosamente complaciente), habitual del backstage.
Llegas a casa y el gato más idiota de la ciudad de Nueva York te saluda con una mirada de compasión, ese es el momento en el que comprendes hasta qué punto has tocado fondo. Quisiste ponerle un nombre, Hook iba a llamarse el gato estúpido, como el bajista de los Joy Division, pero no creías que fuera a hacerte caso, así que se quedó sin nombre.
Te miras al espejo y lo dices en alto(es cómico pensar en Taxi Driver, pero no te ríes porque la comparación con De Niro es odiosa). Lo repites. Suena absurdo. El gato se ha reído, no podrías jurarlo porque lo ha hecho disimuladamente, pero ambos sabéis que se ha reído. En el fondo te cae bien, no como la zorra de la tortuga que no se molesta en disimularlo, todavía está patas arriba haciendo un ruido siniestro que, supones, serán carcajadas de tortuga. Que la jodan, no piensas darla la vuelta. Es un regalo de la bruja de Rosemary, no te extraña que sea tan cabrona. Los fans piensan que Evil es una canción triste porque la chica palma y todo eso, pero en realidad la escribiste cuando Rosemary te dejó y pensabas una y otra vez en verla muerta. Tu terapeuta dice que no es sano, pero con esa canción ganasteis suficiente pasta como para pagar otro terapeuta(uno con título), así que le pueden ir dando por culo, ni siquiera era argentino.
Vuelves a repetirlo y no suena mejor esta vez. Te imaginas qué dirá la gente, tu familia, tus amigos, la puta de Rosemary. Caras de sorpresa y carcajadas mal disimuladas, supones(menos Rosemary, ella dirá algo como “lo sabía… blablabla es incapaz de serle fiel a nada blablabla”). Será la frase destacada en la portada de alguna pretenciosa revista de música de esas en las que os ponen etiquetas como post punk revival. Incluso puede que ese periodista español, Quico Alsedo te dedique una entrada malintencionada en su blog el hortera de los mesiánicos Interpol y su blablabla iconoclasta de siempre. Una vez llamó mediocre a BB King, el capullo. A BB King. El capullo.
Le conoces de cuando era el presidente del club de fans de Interpol en España, te hace gracia porque siempre que pensabas en presidentes de club de fans te imaginabas a quinceañeras que perdían las bragas por Dan. Ahora reniega de su pasado, claro, se las da de crítico súper sofisticado con gustos alternativos a la masa, el capullo.
Tienes que hacer algo, decírselo a los chicos, a tu madre, a tu padre(aunque sabes lo que va a contestar “si hubieses estudiado algo útil…”). Después de todo sigues siendo el tío tímido y siniestro de Queens al que Daniel fichó para su banda por las pintas(menudo mamón, piensas), no te apetece hablar con toda esa gente. Les citas a todos juntos al día siguiente. En tu apartamento, igual puedes encasquetarle la puta tortuga a Dan, si no le importó tirarse a Rosemary igual no le importa quedarse con el bicho.
Tu padre y Dan hablan en el sofá, se llevan bien, como Hitler y Mussolini, piensas, se lo van a pasar en grande humillándote a dúo, te alegras por ellos, al menos alguien va a pasarlo bien hoy. Tu madre está preocupada, te pregunta por Rosemary, quiere saber cuando hablasteis por última vez, cómo está de salud. Seguro que ha vuelto a hablar con tu terapeuta por teléfono. Te afeitaste el bigote por ella, te quedaste con la estúpida tortuga, pasaste por alto que se tirara a Dan, te dejó tirado y la víctima es ella. El mundo es una puta mierda, piensas. Puede que te tiraras a un par de grupies y bebieras un poco más de lo que deberías antes de los conciertos, pero eso no le da ningún derecho a tu novia a largarse sin decirte nada dejándose sólo una puta tortuga hipoglucémica y una nota(me voy, que te jodan, con amor Rosemary). El malo eres tú. El sospechoso de haber asesinado a tu exnovia eres tú. Tampoco culpas a tu madre, si pudieras hace tiempo que habrías estrangulado a esa furcia.
Sacudes la cabeza, porque esto no tiene que ver con Rosemary(en realidad, todo siempre tendrá que ver con ella)y debes dejar de darle vueltas. Decides hacerlo a bocajarro, de un tirón.
-No me gusta tocar el bajo. Dan, ¿te gustan las tortugas?
En realidad es un galápago, crees, pero no se lo vas a decir, que se joda.

2 comentarios:

Sheena Rogers dijo...

Es mazo de gracioso. Parece ser que la gilipollez de este señor nos va a dar para numerosos chistes... y esto solo acaba de empezar, jijijiji

Uno de los animales de circo dijo...

jojojo
Pues a mí me parece que no es mal músico, de verdad, pero sí es una gilipollez lo del bajo con lo que molamos los bajistas...
Me mata la referencia a Quico Alsedo.
Un beso peque.