Cerraron el cine de mi infancia, mi vida. Cerraron el cine
en el que vi la primera película. Allí dónde me enamoré de los cines (no del
cine, no). De la luz que la pantalla arrojaba sobre las caras de la gente, del
olor a palomitas, de la linterna de Pedrito que estudiaba Industriales y me
cogía en brazos cuando le decía que había crecido mucho, que no podría ya
conmigo. De Paco, el proyeccionista que no sabía nada de cine porque él se
había buscado un trabajo en el que le dejaran escuchar música tranquilo y punto,
niña. De los caramelos de frutas redondos con un agujero en el medio. Cerraron
el cine de mi infancia y siento como si en algún lugar ardiera una biblioteca.
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